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Pendientes de esmalte Flor de Azahar y Mandarina
Bring a touch of Provence to your style with these charming Orange Blossom & Tangerine Enamel Earrings
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I. Comenzó con una mañana desordenada y una pulsera olvidada
Solía despertarme con una guerra en mi mente: reuniones seguidas, correos electrónicos sin leer, una lista de tareas pendientes susurrándome al oído antes de que saliera el sol. Una mañana, me puse por casualidad una pulsera de cuarzo rosa que había guardado en el cajón hacía meses. No esperaba nada.
Pero durante mi trabajo de respiración, algo cambió.
Los latidos de mi corazón se ralentizaron.
Mi mandíbula se desencajó.
Y me di cuenta de que me había anclado.
No con esfuerzo.
Sino con presencia.
Ese momento se convirtió en el origen de mi rutina espiritual: caos dentro, claridad fuera, con joyas de yoga como puente.
II. Mis joyas son un circuito, no un adorno
La gente a menudo asume que llevo joyas de cristal para parecer “boho”.
Pero esto es lo que se pierden: las joyas de piedras preciosas funcionan como un componente de circuito en mi sistema nervioso.
Cada piedra tiene una carga vibratoria, gracias a su estructura molecular y densidad mineral. No es un mito, es biofísica.
Cuando llevo turmalina negra cerca del plexo solar durante las mañanas de mucho estrés, noto un visible descenso del ruido mental.
Cuando presiono lapislázuli sobre mi chakra de la garganta antes de dar clase, mis palabras se sienten menos enredadas.

No es placebo psicológico.
Es co-regulación basada en la frecuencia.
🔗 conciencia del color basada en los chakras .
III. Mi Rutina Espiritual: Simple, Sagrada, Diaria
Esto es lo que hago ahora.
Cada mañana, antes incluso de desenrollar mi esterilla:
- Elige intuitivamente
Abro la palma de la mano sobre mi colección y espero. Mis dedos siempre se ciernen sobre la pieza adecuada. ¿Hoy? Un pequeño collar de amatista. - Cleanse & Set
Lo paso por incienso de sándalo. Luego susurro:
“Mantenme firme”. Eso es todo. Sin mantra. Sólo intención. - Llevar y respirar
Lo abrocho antes de mi primera exhalación. Esto vincula la pieza a mi ritmo parasimpático. - Muévete con consciencia
Mientras me muevo a través de la vaca-gato, los saludos al sol o incluso la quietud sentada, siento que la gema se mueve conmigo, no como decoración, sino como dirección.
🔗 ritual de limpieza energética
IV. Diseño mi día en función del color, no del calendario
La gente planifica su día por bloques de tiempo.
Yo planifico el mío por bloques de color.
Si me despierto ansioso: granate rojo profundo para la energía de la raíz.
Si necesito expresar la verdad: calcedonia azul cielo en la clavícula.
Si me siento bloqueada creativamente: calcita naranja como anillo.
El color, especialmente a través del esmalte o de los cristales pulidos, habla directamente al cerebro límbico, sede de la memoria, la emoción y la intuición.
Hubo un tiempo en que trazaba cada hora de mi día dentro de un calendario digital codificado por colores.
Ayudó, hasta que dejó de hacerlo.
Lo que realmente cambió mi sistema nervioso no fue el bloqueo del tiempo, sino el bloqueo del color.
Me di cuenta de que una pieza de joyería de yoga podía decirme más sobre mi estado interior que cualquier aplicación.
Empecé a confiar más en cómo respondía mi cuerpo a las diferentes piedras que en cómo mi cerebro predecía el estrés.
Esto era autoescucha espiritual, sin necesidad de pensarlo demasiado.
🔗 frecuencia vibratoria de las joyas .
V. Reflexión final: Mis joyas no me hacen espiritual. Me hace honesto.
No llevo joyas de yoga para parecer que lo tengo todo controlado.
Lo llevo porque no.
Porque algunos días, hace falta un hilo de turmalina o un disco de labradorita para evitar que me desenrede.
Porque cuanto más me enraizo en el ritual, menos me escondo detrás de la actuación.
Esto no es una tendencia.
Es el lenguaje de mi sistema nervioso.
Y cada piedra preciosa que llevo simplemente me ayuda a hablarlo con fluidez.