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Pendientes de esmalte Flor de Azahar y Mandarina
Bring a touch of Provence to your style with these charming Orange Blossom & Tangerine Enamel Earrings
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“Antes me despertaba ya ansiosa. Ahora, este colgante me ayuda a respirar”.

Cada mañana solía empezar con miedo. Los plazos. Desplazamientos. Notificaciones. Mi cabeza ya zumbaba antes de que mis pies tocaran el suelo. Pero algo cambió hace tres meses -silenciosa e imperceptiblemente al principio- cuando empecé a llevar una joya que nunca pensé que necesitaría.
Era un pequeño colgante de esmalte, con forma de loto, en un suave verde celadón. Lo compré después de tropezar con un estudio local que vendía lo que ellos llamaban “Joyería de yoga“. Yo no era una chica de cristal. No era espiritual. Sólo pensaba que era… bonito.
Pero, de algún modo, las mañanas que olvidaba ponérmelo, me sentía un poco desanclada. Los días que lo llevaba, notaba que mi respiración se calmaba más deprisa. Mis pensamientos acelerados se convertían en susurros. El cuello y la mandíbula no estaban tan tensos.
🧘 Un ritual personal en torno a un objeto
Al cabo de dos semanas, empecé a crear un microrritual en torno a él.
Extendía mi esterilla de yoga. Enciendo una barrita de incienso de sándalo. Colocaba el colgante sobre el corazón, cerraba los ojos y respiraba.
Nada de mantras. Sin declaraciones espirituales. Sólo presencia silenciosa. Y de algún modo, el colgante me ayudó a llegar.
Más tarde me enteré de que no era raro. Las joyas -especialmente las creadas con una intención- pueden convertirse en anclas emocionales. El acto de tocar, llevar y sostener algo bello mientras se practica la atención plena crea vías neuronales de seguridad. Mi loto de esmalte se convirtió en mi piedra de toque personal.
🌸 Por qué este colgante me pareció diferente
A diferencia de las joyas de moda, esta pieza no pedía a gritos llamar la atención. El esmalte mate, engarzado en cálidas líneas chapadas en oro de 18 quilates, tenía energía propia. Se sentía… suave. Firme. Me recordaba a mi respiración durante el pranayama Ujjayi: texturizada, pero suave.
Y el loto no fue al azar. Es un símbolo de transformación tanto en la tradición yóguica como en la tibetana. Cuanto más profundizaba en el significado, más me daba cuenta de que esta pieza no era solo bonita. Tenía sentido.
De hecho, cuando más tarde consulté la Guía de materiales de joyería de yoga de la web, me enteré de que el esmalte se utiliza desde hace mucho tiempo en los objetos sagrados orientales porque mantiene el color como la emoción mantiene la memoria: permanente, luminoso, vivo.
🧘 Reflexión final
Solía pensar que la curación se parecía a la terapia, o a grandes avances, o a billetes de avión a Bali.
Ahora sé que, a veces, la curación es simplemente ponerse algo sagrado cada mañana.
Algo que te recuerde que tienes que volver a tu cuerpo.
A tu respiración.
A tu vida.
Y para mí, ese recordatorio llegó en forma de un suave colgante verde.