1. Lo tocas como la espuma de mar: suave, brillante, real.

Es extraño cómo algo sólido puede sentirse tan fluido.

La primera vez que coloqué este anillo en mi dedo índice, me recordó a las mañanas en la costa, donde las olas hablan en susurros y la arena aún recuerda la luz de la luna.
El esmalte brilla como el cristal del mar bajo el sol. El oro capta la luz como lo hacen las conchas cuando están semienterradas en la marea.

No es una joya que te pones. Es algo que sientes. Como la sal en el aire. O la paz en el pecho.

2. La alquimia de los materiales: Océano en miniatura

Este anillo no es ruidoso. Pero se desplaza con cada inclinación de la mano.
Aquí está el porqué:

  • Enamel: Una mezcla de turquesa translúcido, imitando las aguas poco profundas del arrecife, en capas y sellado al fuego para la luminiscencia.
  • Dorado: 18k, cepillado con acabado satinado para emular la arena iluminada por el sol.
  • Incrustación de nácar: procedente de explotaciones sostenibles, iridiscente con tonos rosa perla, lila marino y plata niebla.

No hay dos piezas idénticas. Como las conchas, cada una tiene su propia marea.

3. Para el que medita con el océano

No hace falta que practiques yoga junto a la playa para conectar con este anillo.
Pero te sentirás más tranquilo cuando lo tengas cerca.

Diseñado para el estilo de vida Meditación, el anillo es liso, sin esquinas dentadas, sin piedras ruidosas.
Gira suavemente bajo los dedos como cuentas de preocupación tranquilizadoras, como una ola que se pliega suavemente sobre sí misma.

Durante la práctica de la respiración, se convierte en tu ancla.
Durante el silencio, se convierte en tu mar sin sonido.

4. Más que un anillo: Un objeto ritual

Algunas lo llevan mientras escriben su diario.
Algunas, durante las tiradas de tarot o los mantras matutinos.
Una clienta nos contó que lo sumerge en agua salada cada luna llena.

Su propósito va más allá de la moda.
Es intención, ritual y memoria, plasmados en oro y esmalte.

5. Historia del diseño: De la marea a la sobremesa

El proceso de diseño comenzó en un viaje de buceo en Okinawa.
Nuestra artista principal esbozó conchas en espiral en su diario impermeable. Más tarde, en su estudio de Tokio, experimentó con capas de esmalte translúcido sobre perlas para simular el agua sobre el arrecife.

El prototipo final tardó 17 horas en terminarse, sólo para conseguir la iridiscencia correcta: “Océano que se queda”.

6. Notas de estilo: Una declaración de quietud

No es un anillo de cóctel. Es una declaración de calma.

Combínalo con lino. Con tonos de madera flotante.
Póntelo con el pelo recogido y sin maquillaje.
Deja que hable por ti cuando no tengas ganas de hablar.

No combina con nada y con todo.

7. Ética ecológica: El océano nos dio esto, así que se lo devolvemos

  • No se utilizan corales ni conchas marinas, sólo nácar sostenible.
  • Embalaje ecológico fabricado con papel kraft reciclado y cinta de fibra de algas.
  • El 5% de las ventas se dona a organizaciones sin ánimo de lucro dedicadas a la limpieza de los océanos.

No sólo se inspira en el océano. Se compromete a protegerlo.

8. Reflexión final: Joyas que respiran

Diseñamos muchos anillos. Pero solo unos pocos respiran.

¿Este? Respira.

Cuando tu día se sienta pesado, póntelo.
Cuando tus pensamientos giren en espiral, deja que te mantenga quieto.

No es un anillo.
Es el océano envuelto en oro y esperando en tu mano.